Por: Pablo A. Martín
Como en todos los géneros artísticos, el campo de la visualización 3D y más concretamente el dedicado a la arquitectura tiene debates abiertos que nunca parecen terminar. En el campo de la propia representación está la siempre espinosa cuestión de la búsqueda del fotorrealismo frente a una conceptualidad muy deseada por arquitectos para concursos o primeras fases de un proyecto. En el ámbito técnico siempre está la cuestión de elección del software: preguntas que no se suelen poder contestar con una simple respuesta como ¿Qué programa es mejor? ¿Cuál debería aprender? ¿Qué es lo que piden ahora los estudios de arquitectura?.
Todas estas cuestiones las dejaremos a un lado, ya que voy a centrarme en otro más particular y que enfrenta a los profesionales de la visualización arquitectónica desde hace años. ¿Es necesaria la postproducción? ¿Se es mejor artista 3D (no me gusta esa definición) por poder sacar limpio un render del programa 3D sin pasarlo por el editor de imágenes, que otro que logra los mismos resultados con unas horas de trabajo de edición?
Estos debates son siempre más teóricos que prácticos, ya que la respuesta depende siempre del caso, asique creo que lo mejor es dar las claves para que cada uno decida en qué medida dejar el resultado final de manos del ajuste de curvas o el fotomontaje.
Lo primero es un consejo general: todos los extremos son una mala opción. Dejar todo el peso de la imagen a la postproducción suele ser un error por la baja plasticidad de la imagen resultante ¿que qué significa esto? Que si hay que corregir el modelo por cambios en el proyecto, por error o porque al cliente no le convence te va a resultar bastante más laborioso realizar estos cambios. Sin embargo, si se pretende conseguir la iluminación y colores perfectos con el programa del 3D, si bien en el caso de modificaciones en el modelo tienes la mitad del trabajo hecho, las horas y la cantidad de test render que se necesitan son exageradas. Una opción intermedia suele ser la mejor opción.
Hay una excepción. Por regla general, es más fácil corregir pequeños errores o ajustes en la calidad de la imagen, así como fotomontar elementos, en imágenes estáticas que en animaciones, asique si veis opciones de que vuestro trabajo acabe en vídeo intentad dejarlo lo más rematado posible directamente en tres dimensiones.
En cambio, si tenéis dudas respecto al ambiente final para vuestro render, si una luz más cálida o más o menos saturación de color, es mucho más fácil realizarlo en postproducción que cambiar una y otra vez los parámetros de nuestras luces, cámaras y render para conseguir variar el efecto una y otra vez. Sobre todo si tardan en salir un par de horas. La iluminación y su planificación ya es otro asunto: si no lo hacemos bien desde el 3D al intentar modificarla perderemos calidad, contraste, nos quedarán zonas subexpuestas o sobreexpuestas o los colores cambiarán.
Para fotomontajes en imágenes ya es más un estilo personal. Los árboles y vegetación solo quedarán auténticamente verosímiles en el conjunto de la imagen si son modelos dentro de la escena, pero en casos donde el arbolado aparece de fondo casi es mejor (el ordenador te lo agradecerá, un árbol decente contiene varias decenas de miles de polígonos como poco) insertar un cut-out (imagen recortada) al final. La conclusión respecto a la flora es que depende del protagonismo sobre la escena; cuanto más tenga, más tendremos que plantearlos ponerlo en el programa 3D. Con las personas, sin embargo, pasa lo contrario. La razón en sencilla: no hay muchos modelos de gente en 3D con la suficiente calidad que pueda competir con un cut-out de una foto con personas. De lejos no apreciaremos la diferencia y en esos casos el 3D nos permitirá quitarnos de en medio problemas de sombras y colores, pero de cerca es otro cantar...
En definitiva este debate que en la práctica no suele ser tal es similar al de los fotógrafos cuando discuten sobre si las obras deben pasar por el editor o deben salir perfectas desde la cámara. Mi recomendación es la de tener en cuenta estos factores a la hora de planificarse un trabajo.
-Todas las luces, el contraste entre las zonas iluminadas y de sombra y las zonas subexpuestas y sobreexpuestas deben quedar finiquitadas en el programa de 3D. Si cometemos errores o exageraciones nos será muy difícil modificarlas después.
-La vegetación, en 3D si está cerca y en 2D si está lejos o es algo secundario. Las personas, al revés.
-En videos e imágenes con riesgo de ser corregidas varias veces mejor tenerlo todo atado en 3D. En otros casos suele ser más sencillo corregir errores con tampones de clonar y herramientas similares. Los ambientes, nubes en el cielo, efectos de luz y elementos similares siguen esta regla.
-Cuanto más fotorrealista, menos post-producción. Esto más que una regla escrita es una situación que se ha ido dando con el paso de los años. Cuando se busca el realismo no es conveniente pasar de ajustes de color y niveles, pero en visualizaciones conceptuales... experimenta.
Seguro que me dejo muchas cosas en el tintero, asique si tenéis alguna duda preguntad sin problema.
Happy rendering!
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