Por Pablo A. Martín
Esta pregunta sobre si una imagen es “real” (foto, en todo caso, y probablemente pasado por retoque o con iluminación de estudio, tenedlo en cuenta) o está realizada por medios digitales es bastante recurrente sobre todo en las redes sociales por donde más me muevo. Ya escribí hace unos meses en el blog amigo de Arin3, echadle un ojo, un artículo sobre el límite del 3D. En esta ocasión quiero daros unas pistas de como deducir cuando una imagen es virtual.
Lo primero de todo es saber que a veces no es posible o nos quedarán dudas. Otras veces es osado aventurarse, sobre todo desde que la línea entre una foto retocada y un render es tan fina que por eso no me gusta hablar de imagen real y virtual. Por último, plantearos para qué quereis saber si una imagen es o no una fotografía. Una vez dicho, comenzamos:
Ante todo lo básico es conocer la realidad, como digo muchas veces. No se puede juzgar si una cerámica es render por el reflejo que produce si no sabes como es el reflejo de la luz en ese material. Cerrad los ojos e imaginaros el reflejo de un material concreto, ¿Sabéis como es? Esto es algo excesivo pero seguro que sabéis por donde van los tiros. Un punto muy básico para saber si una imagen es 3D es el agua, que parece que tiene que estar siempre en movimiento como si hubiera una tormenta, hasta en una piscina vacía en verano.
Todo esto es importante porque solo se puede distinguir de donde ha salido una imagen por los detalles. Por ese reflejo que no da a ninguna parte, porque el fotógrafo que debería salir reflejado en la lámpara no sale, porque esa textura se repite, porque esta luz sale de un punto imposible... Es un trabajo de detective con lupa, muy divertido si te gustaban los ¿Donde está Wally?
Antes he nombrado el agua en continuo movimiento. Forma parte de una serie de manías que se van heredando de referencia en referencia, de render en render, como una marca de nacimiento que indica que la imagen es digital. Para reconocerlos hay que estar un poco dentro del mundillo: Saber qué muebles están de moda porque una página los ha puesto para descarga gratuita; encender las luces, sobre todo si son empotradas en techo, con un solazo entrando por la ventana; falta de entorno o de muebles fuera de escena (esto es muy curioso), cosas así, que no tienen ninguna lógica en principio o son un esfuerzo innecesario.
A veces, de todas formas, es más una limitación técnica o de tiempo: aquí se llevan la palma las repeticiones en las texturas o en la vegetación y, ante todo, la falta de defectos. Las infografías 3D tienden a mostrar una arquitectura impecable, sin la más mínima mancha en las fachadas, ni siquiera en el contacto con el suelo. Todo extremadamente ordenado, básicamente porque es bastante difícil crear esos defectos y eso sólo si quieres mostrarlos.
Por último, una reflexión común, que es... ¿Porqué crees que esa imagen pueda estar hecha en 3D? ¿Tu como lo harías? En el caso de un mueble, por ejemplo, para un catálogo. Suele funcionar.
Vosotros, ¿Sabéis reconocer bien cuando una imagen es fotografía y cuando infoarquitectura? ¿En qué os dais cuenta? Un saludo y nos vemos en la próxima, pinchad en “me gusta” si os ha gustado!
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Maria Victoria Mengual (viernes, 29 noviembre 2013 13:53)
Fantástico...., vuelvo y comparto en Mumarq.
Gracias por tan estupendo artículo.