Las fases de un encargo de infoarquitectura suelen ser siempre similares, el menos en mi caso. Una muy importante es que en mitad del trabajo se mandan imágenes de proceso para confirmar puntos de vista, que el modelo está bien, pedir esa información que nunca se mandó como el color de las paredes, evitar que el cliente se ponga nervioso por no tener noticias del trabajo y confirmar que vamos en tiempo. Pero sobre todo, se mandan para evitar cambios en las fases finales de un proyecto. Al menos en la medida de lo posible.
La política de cambios es uno de los puntos más importantes en las condiciones de un encargo y en muchos casos dictamina un alto porcentaje del presupuesto final. De hecho, cuando alguien intenta bajar el importe de un presupuesto, lo primero que ocurre es que se restringe la cantidad de modificaciones a realizar. ¿Porqué? Si a veces no es más que cambiar el color de la pared o un mueble en una estancia. Pues vamos a verlo:
El 3D es un proceso relativamente lineal. Aunque cada uno lo hará de una forma, un tipo de proceso estándar puede ser el siguiente: Revisión planos/información > modelado 3D > iluminación y textura > mobiliario y vegetación > renderizado > postproducción. Independientemente del orden que utilice cada profesional, lo que está claro es que modelado > renderizado > postproducción. ¿Qué significa un proceso lineal? (Linear workflow) Pues que si quieres cambiar algo de una parte del proceso, toca repetir, al menos en parte, las fases posteriores.
Con un ejemplo lo vemos más claro. Un cliente quiere cambiar una pared de color. Por ejemplo, de blanco impoluto a colocar un papel pintado oscuro. Si esto nos lo comunica en la fase intermedia no supondría mucho problema, porque al no haber pasado aún las fases posteriores, no tendremos que volver atrás en nuestro trabajo. Pero si ese cambio se pide una vez están las imágenes rematadas y a punto de entregarse, ese mismo cambio conlleva una pérdida de tiempo enorme, ya que requeriría:
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Cambiar el blanco por papel pintado.
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La iluminación en espacios blancos requiere menos intensidad que con otros colores, asique hay que modificar la iluminación
interior.
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A veces, no siempre, un cambio de color conlleva una modificación de los objetos de decoración, porque no “pegan” con los nuevos
colores.
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Hay que volver a renderizar. Además la imagen completa, ya que debido al cambio de color y de iluminación el resto de la escena se verá
afectado. Si no cambiásemos la iluminación también afectaría al resto de elementos por la magia del “sangrado” de color, que hace que los objetos se tiñan de los colores cercanos. Así que
nada de “no, si solo tienes que volver a renderizar esa pared”
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Otra vez la postproducción de niveles y unión de capas de render.
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Si hay algún defecto en la imagen que haya que retocar en postproducción, otra vez al lío. (por eso no suelo recomendar trabajar demasiado en
postpo y tener lo mayor posible desde el 3D)
Obviamente depende del caso concreto, pero como veis, no es tarea fácil. Sin embargo, comprendo perfectamente que es uno de los valores principales de un cliente a la hora de contratar un servicio de infoarquitectura. Todo el mundo tiene derecho a equivocarse o a cambiar de opinión y una política de cambios que se ajuste a ambas partes, aunque a veces difícil de conseguir, merece mucho la pena e influye positivamente en la satisfacción final del cliente.
Hay diferentes formas de llevar esto a cabo y cada profesional tendrá la suya, algunas más restrictivas y otras más abiertas, pero nadie debería contratar u ofrecer este tipo de trabajo sin tener claro qué va a pasar en caso de requerir un cambio. Yo recomiendo: Mandar siempre que sea posible imágenes de proceso insistiendo en que el cliente te de el feedback adecuado, dentro de sus posibilidades (obviamente no va a discutir temas técnicos, pero si va viendo que la pared que has puesto roja la quería magenta... es el momento), hacerle preguntas concretas del tipo ¿Te gusta este punto de vista o prefieres una desde más arriba?, ¿El aspecto del ladrillo te parece adecuado?
Por último, lo más importante es que te envíen todos los cambios de una sola vez y en un correo electrónico. Esto es vital y si no se hace puede pasar que un encargo de una semana se alargue a 20 días de forma aparentemente injustificada. Es muy común que no haya un solo cambio, sino varios. Cosas pequeñas, pero de esas que siempre empiezan con un “ya que estás...”. Bien, si hay, por ejemplo, cinco cambios que hacer en una imagen, hay que pedirlos a la vez para que solo haya que volver a pasar por las diferentes fases a cambiar una vez y no cinco.
¿Qué más opciones hay? Pues así a bote pronto, se me ocurren estas:
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Cobrar por cambio realizado, abaratando
el precio del trabajo en sí. No suele ser buena idea, aumentan las discrepancias y no da mucha confianza.
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La opción opuesta, cambios ilimitados dentro del
precio. Solo es razonable bajo dos condiciones. Primera, que la fecha de entrega sea corta y segunda, por muy infinito que sea hay que poner un tiempo límite, por ejemplo, la misma fecha de entrega.
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Número de cambios fijo: Es la más común,
pero hay que distinguir dos tipos. Uno contempla un número de elementos máximos a cambiar y otros un máximo de conjunto de cambios. Es decir, si mandas un
correo con cinco cambios en una imagen, la primera opción cuenta como cinco y la
segunda como uno. Obviamente la primera es más restrictiva que la segunda, y es un truco donde los clientes suelen caer. Tened cuidado.
Luego siempre hay cientes majos que te escanean los render con los cambios pintados encima. Dadles las gracias, que facilitan el trabajo y le dedican su tiempo a ver las imágenes. :)
Y vosotros ¿Qué políticas de cambios proponéis en vuestros trabajos? ¿Sabéis cuando decir “basta”? ¿Habéis tenido problemas con clientes en este sentido? Si os ha gustado, compartid este artículo en vuestras redes sociales mediante los botoncitos que pululan por aquí. ¡Hasta la próxima!
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Maria Victoria (martes, 30 septiembre 2014 13:39)
Si no sabemos en el trabajo en conlleva, poco podemos suponer de lo que se pide.
Hoy en día, el trabajo, las horas, parece que se aprecian poco.
Lo importante es hacerse valorar.
¿ Cómo?
Respuesta importante.....
Pablo A. Martín (martes, 30 septiembre 2014 13:48)
Buenas!
En este caso el valor es relativamente fácil de ver pero se olvida muchas veces explicarlo. Primero, la seguridad de que no vas a tirar la inversión por un cambio que se realice de última hora y que convierta en obsoletos los render... Segundo, la posibilidad de contratarlos en una fase anterior del proyecto, reduciendo tiempos y pudiendo trabajar paralelamente en el proyecto y las imágenes. Y tercero, que el propio cliente vea el espacio que está diseñando y pueda hacerle cambios al proyecto (anda que no me habrá pasado veces... que me piden una cosa.. y al mostrarles la imagen me dicen.. bu, mira que pensaba que iba a quedar bien, pero no..voy a cambiar el diseño).
Lo único que hay que tener en cuenta es que una cosa es que se puedan hacer cambios, y otra marear al personal! jajaj.
Un saludo y gracias por comentar!